sábado, 28 de agosto de 2010

TIJERETAZOS BIEN PENSADOS

Madrid. Madrid, Madrid...
Sentado en la cama escribo esta reflexión sobre el nexo que une a la sastresa con la capital del Reino --dicho que no por trasnochado deja de ser cierto--. Como 'nos movemos, que no es poco', hemos trasladado dos veces a la cuna de la 'movida' nuestro taller. Primero para ayudar a un cliente amigo a buscar un hogar y después para darnos el capricho --algo caro con los tiempos que corren y lo digo por el carburante-- de cenar con unos amigos a los que tardaremos en ver mucho tiempo. Madrid tiene un significado especial para la sastresa. Fue el destino de su primer acto de rebeldía. Nunca obtuvo el permiso paterno para estudiar allí pero cogió un tren y dos maletas para plantarse en la estación de Chamartín. La ciudad le puso a prueba. Los primeros meses fueron duros pero poco a poco se fueron acostumbrando la una a la otra. Luego, se hicieron amigas. Se divirtieron juntas, se enamoraron juntas, sufrieron juntas, lloraron juntas, exploraron juntas, aprendieron juntas... Madrid le regaló una nueva vida en la que ella era la protagonista. Ahí está la importancia de la emancipación. ¿Por qué no lo hace la gente cuanto antes? ¿Por comodidad? No lo entiendo. Una vez fuera del corral de papá y mamá es cuando empiezas a vivir de verdad. La vida misma les separó. La vida misma les vuelve a unir. Quién sabe si en un futuro no muy lejano volverán a compartir callejero.

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