Trasladamos la costura a la cocina
Fieles a la labor de divulgación con la que se inició el blog de la desastra, desde el taller surgen dos propuestas para debatir. ¡A ver quién se atreve a participar!... Así, como tradicionalmente la cocina ha sido un lugar de debate, sobre todo en viviendas reducidas y muy compartimentadas, trasladamos el cesto de costura e hilvanamos ideas sobre estos dos asuntos:
1. ¿Qué os parece que desde el poder ejecutivo se quiera imponer el silencio sobre asuntos tales como el uso de los aeropuertos españoles por naciones que incumplen la declaración de los derechos humanos?
2. La sensación creciente de que no hay libertad de información, sino libertad de elegir el paquete de información que más te guste. Ley de oferta y demanda, pero previamente empaquetada por el poder...
La sastresa espera que enriquezcais el debate. Si queréis, claro...
'El misterio del agua azul (Beau Geste)', Percival Christopher Wren
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'El misterio del agua azul (Beau Geste)', Percival Christopher Wren
Fantasmas. Muertos. Legionarios que a pesar de estar ya sin vida se aferran
a sus bayo...
Hace 3 años
5 comentarios:
No me parece nada bien...
Como paisano de un país de tendencia histórica sodomita, me perece estupendo que nuestros aeropuertos sirvan de base para esos vuelos, ya que de esa manera no perdemos la costumbre de que nos den por culo tanto a nosotros como a nuestros prójimos.
Respecto a la segunda cuestión, está claro que eres una bolchevique: ¿acaso deseas que el lumpen esté bien informado? ¿Para qué, para que se revele? Me temo que en uno de esos vuelos a Guantánamo te van a probar un chándal naranja muy mono que te tienen reservado desde hace tiemnpo.
Claro, se sabe que perder ciertas costumbres es complicado sobre todo si encierran un oscuro placer por dejar que nos tomen el pelo siempre que podamos extraer un mínimo beneficio. ¿Bolchevique? Te acepto el término si con ello me acusas de utópica, ingenua y ciertamente inocente o cándida... Pero hacen falta nuevas revoluciones culturales que nos saquen de esta apatía por reivindicar derechos fundamentales. Para empezar, fuera con los 'controladores aereos' que nos marcan qué decir, cómo decirlo y cuándo decirlo.
Para mí, como Lois Lane pitiusa lo que me repatea el hígado es que cada vez más en lugar de ejercer como controladores de los políticos son ellos los que nos fiscalizan a nosotros, bueno, a nuestro trabajo. Estoy harta de oír "claro, como tú eres de los otros…" ¡Y lo mejor es que te lo dicen desde los dos frentes! Me pongo enferma cada vez que algún responsable de prensa me insinúa que quizás me he pasado o me dice que no podemos entrevistar a tal o cual cargo público. Y lo que ya no soporto es que los mismos políticos te digan "en confianza" lo contrario de lo que dicen en público después de que les hayas metido caña como para que veas que en el fondo son buenos. ¿Qué nos importa lo que piensen en el fondo? ¿Aprueban presupuestos e iniciativas con sus pensamientos escondidos o con sus declaraciones públicas? Y lo peor de todo esto es ver que algunos compañeros en lugar de defenderte como periodista se ponen del otro bando, como si de verdad tú fueras la mala y los políticos y responsables de prensa dioses incontestables. Eso es lo peor.
Estoy de acuerdo en que hay una disfunción de los gabinetes de prensa. Deberían llamarse departamentos de marketing, en realidad. Su labor, de forma creciente además, se ha transformado en vigilar que la imagen de la institución no se dañe. Hablamos de institución cuando queremos decir equipo de gobierno. En fin, a mi también me cabrea.
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